¿Te gustaría transformar tu cuerpo o algún área de tu vida y no sabes por dónde iniciar? ¿Ya iniciaste el camino para mejorar tu salud pero a veces pierdes el ánimo porque sientes que entre tantas actividades que tienes en tu vida diaria es imposible cumplir con una meta o propósito más?
La mayor parte de las decisiones que tomamos a diario pueden parecernos producto de nuestra fuerza de voluntad, pero no es así. Son hábitos. Y aunque cada hábito no tiene mucha importancia por sí solo, con el tiempo, los alimentos que ingerimos, lo que decimos diariamente, si ahorramos o gastamos, la frecuencia con que hacemos ejercicio y la manera en que organizamos nuestros pensamientos y rutinas de trabajo tiene un profundo impacto en nuestra salud, espiritualidad, productividad, seguridad económica, felicidad y bienestar.
Los resultados de investigaciones científicas demuestran que los hábitos surgen porque el cerebro siempre está buscando una forma de ahorrar energía y esfuerzo. Si dejamos que el cerebro utilice sus mecanismos de adaptación intentará convertir casi toda rutina en un hábito, porque los hábitos le permiten obtener más periodos de descanso. Este instinto de ahorrar energía es una gran ventaja, ya que un cerebro eficiente nos permite dejar de pensar en las actividades básicas, como el comer, caminar, lavarte los dientes, etc., y así podemos dedicar nuestra energía mental a cosas más importantes.
El proceso para la formación de un hábito nuevo se divide en tres pasos:
El primer paso es la señal que informa a nuestro cerebro que puede activar el sistema automático y el hábito que debe utilizar.
El segundo paso es la rutina que puede ser física, mental o emocional.
Y por último, está la recompensa que ayuda a nuestro cerebro a decidir si vale la pena recordar esto en el futuro. Con el tiempo, esta cadena de señal, rutina y recompensa se vuelve más y más automática. La señal y la recompensa se unen hasta que surge un fuerte sentimiento de expectativa y deseo. Al final, se acaba formando un hábito.
Cuando te propongas cambiar un hábito determinado existe una regla de oro que todos los estudios científicos han demostrado que es una de las herramientas más poderosas para generar cambios. La regla es la siguiente:
"Si utilizamos la misma señal y proporcionamos la misma recompensa, podemos cambiar la rutina y cambiar el hábito". Casi todas las conductas se pueden transformar si la señal y la recompensa siguen siendo las mismas. Este método ha funcionado en tratamientos contra el alcoholismo, la obesidad, los trastornos obsesivo-compulsivos y otros cientos de conductas destructivas, y comprenderla puede ayudarte a transformar tu vida en todos los aspectos que desees.
Si te interesa cambiar hábitos que no te permiten tener la vida que deseas te invito a me contactes para conocer más sobre mis talleres y cursos personalizados.
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